A mediados del S. XX llegaron a las vegas del Guadiana cientos de máquinas. Se nivelaron tierras y aplanaron lomas. Era el comienzo de la colonización.
Tomando como referencia este momento en el que Extremadura se convirtió en la casa de los caterpillar americanos, Pizarro pone en marcha una propuesta escénica en la que, a partir del magnífico archivo visual de Tragsa, el que mejor refleja ese momento de la historia reciente de la región, ofrece una evocadora semblanza en forma de live set electrónico, danza contemporánea y acción teatral, en la que conviven las máquinas del pasado reciente con otras del presente rabioso, la alta tecnología con el Plan Badajoz, resultando de todo ello un paisaje sonoro y visual donde se dan la mano la música techno, el noise, el trance, la proyección y la performance.
Tiempo de máquinas es, en suma, una singular experiencia escénica en la que detrás del canto a la tecnología, se esconde un viaje interior a la memoria colectiva.